NeoPosmodernismo, Pastiche Neoliberal

Juan Manuel Rois
3 min readJan 14, 2022

2019

Fala Atelier

Los textos “Modernidad: Un Proyecto Incompleto” (Habermas 1981) y “Posmodernismo y Sociedad de Consumo” (Jameson 1982) indagan sobre cambios culturales acontecidos en la segunda mitad de la década del setenta, época de crisis del modelo Keynesiano del Estado de Bienestar. Etapa anterior al inicio del proceso de adopción de estrategias neoliberales, cuyos principales exponentes a nivel mundial serán los gobiernos de Ronald Reagan (1981–1989) en los Estados Unidos y de Margaret Tatcher (1979–1990) en Inglaterra. Interesa hoy que nuevas reflexiones despiertan estos textos, a 40 años de su escritura, leídos desde un presente ubicado en la crisis cultural y económica propiciada por el neoliberalismo.

Empezamos por apropiarnos de la estrategia discursiva de Jürgen Habermas (aquella que extiende hacia atrás el inicio de la modernidad para poder así extenderla hacia adelante y argumentar que no ha terminado, que simplemente está incompleta) para dudar de la rapidez con la que se adopta, en aquel clima cultural, el prefijo post para indicar los cambios que se discutían en aquel entonces. Luego de la aceleración del proceso de globalización tras la caída del muro de Berlín, quedó en evidencia el veloz agotamiento del prefijo adoptado: sobrevinieron entonces la hipermodernidad, la sobremodernidad, el supermodernismo y el post-postmodernismo, todas categorías válidas para reflexionar sobre el clima cultural sobreviviente a aquel pregonado “fin de la historia”. Las nociones dan vueltas sobre el borde de lo actual, siempre en constante expansión desde aquel el centro que lo propulsa, esa catástrofe civilizatoria que aún llamamos “progreso”. Seguimos inmersos en los procesos de modernización, hoy en fase neoliberal y es tan global su hegemonía, que ya no podemos pensar al neoliberalismo como proyecto económico, lo vemos hoy como un proyecto cultural con profundas implicancias para nuestras sociedades.

Habermas decía que la pregunta que los neoconservadores se hacían a principios de los 80 era qué normas frenarían la nivelación producida por el estado de bienestar, para que volvieran a ser dominantes las virtudes de la competencia individual. El neoliberalismo ha respondido a esa pregunta con creces: las consecutivas crisis económicas han horadado tanto la herencia del estado de bienestar (estado que además ha entregado al mercado casi todos los servicios que prestaba a la sociedad) que el individuo precarizado se encuentra hoy sólo en la multitud. Siguiendo el relato ofrecido, tiene sólo su esfuerzo “emprendedor” como única alternativa para triunfar en esta sociedad “meritocrática”. El neoliberalismo ha respondido las preguntas del neoconservador. Aquellos posmodernos neoconservadores, aquellos que saludaban el desarrollo de las ciencias (siempre y cuando aceleraran el crecimiento capitalista) mientras diluían el contenido explosivo de la modernidad cultural e implementaban políticas desligadas de cualquier justificación moral (Habermas 1981) verían con buenos ojos las transformaciones culturales que nos dominan hoy en día.

Si adoptáramos el interés por los conceptos periodizadores para correlacionar los rasgos formales de la cultura con la emergencia de nuevos tipos de vida y un nuevo orden económico (tal como hizo Jameson en 1982), en el momento actual de la arquitectura podríamos enunciar la emergencia del Neo-Posmodernismo: una síntesis de los diversos estilos del posmodernismo, con un interés particular por los dibujos del posmodernismo clasicista, complementado con un paradójico rechazo a los postulados semióticos de Charles Jenks (el neoposmodernismo no entiende a la arquitectura como un lenguaje o texto). Luego del fracaso del intento de innovación estilística que va desde la deconstrucción al parametricismo, una nueva generación de encuentra claves de diferenciación en la última innovación arquitectónica exitosa: es que el posmodernismo arquitectónico tuvo, en su apogeo, prestigio intelectual, éxito comercial y acogida popular.

El neo-posmodernismo es el pastiche neoliberal, toma clichés estéticos del posmodernismo y los hibrida (digitalmente) con citas des-historizadas de otros períodos y estilos. El Neo-Posmodernismo es la versión arquitectónica del eclecticismo millenial meta, irónico de su propia ironía.

Referencias
Jameson, Fredric (1982) “Posmodernismo y Sociedad de Consumo” en La Posmodernidad, Foster H (ed.), 165–186
Habermas Jürgen (1981) “Modernidad: Un Proyecto Incompleto” en Punto de Vista, 21, Agosto de 1984, Buenos Aires

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