Harvard Report: Semana 7

Juan Manuel Rois
4 min readAug 5, 2022

Fall Semester 2012. Cadena de mails. Inédito

A las 9.00am estoy en la escuela para el seminario teórico de Charles Waldheim. Presentará en hora y media su relectura histórica para recuperar la identidad urbana del paisajismo, disparando conceptos con anécdotas de la vida de Olsmted (recibió la comisión de superintendente de la construcción del Central Park cuando estaba fundido cuando, borracho en un bar, un amigo le ofreció el trabajo). Salgo para llegar a tiempo a la primer clase de la serie de Joan Busquets sobre la historia urbana de Barcelona. Además de hablar de los 2000 años de historia de Barcelona, Busquets da una clase maestra sobre las herramientas básicas del diseño urbano. Con apenas tiempo, llego a la revisión de mitad de cuatrimestre de mis alumnos, 5 horas para 12 proyectos, jurados invitados. Termina la revisión, queda tiempo para conversar entre el equipo docente y empieza la charla de Jack Dangermond, creador del GIS, cuando era alumno del GSD en 1968, en un laboratorio de computación, acá cruzando la calle. Un hombre mayor (y millonario además, su empresa tiene 350.000 clientes institucionales) que nos da una clase sobre el futuro de las disciplinas relacionadas con la planificación del territorio. Dice que desde la invención de la computadora el no ve una revolución así, y que esto recién empieza; todo girará entorno a información geográfica digitalizada, disponible abiertamente, todo el tiempo, en todos lados: una nueva web, geográfica. Son las 9.00pm y estoy todavía en mi oficina. Un típico día en el GSD.

El martes tuvimos la Midterm Review, punto medio del trabajo del semestre. Primera vez que tenemos invitados para conversar sobre los trabajos. Hasta este punto los alumnos han trabajado en tres secciones de dos semanas (topografía, contaminación y vegetación) mas un workshop intensivo de una semana en Rhino/Milling. Inundados cada dos semanas con información, los alumnos han resuelto problemas, han entendido cuestiones técnicas y han respondido con responsabilidad. Todo esto no ayuda a presentar una estrategia de proyecto consistente: los alumnos cuentan todo desde lo técnico y eso derrumba cualquier interés. Dije frente a los invitados: todos estos proyectos son presentados como reportes técnicos de 500 páginas, pero no hay ningún dibujo que pueda ganar un concurso.

Uno de los grupos está interesado en apropiarse del sistema de descontaminación de agua subterránea de la base militar para un futuro uso civil. Las instalaciones incluyen pozos de extracción, grandes tuberías y centros de filtrado, que a un costo de mil millones de dólares en 15 años terminará su función. La reprogramación de esta infraestructura resolverá el problema del derrame de nitrógeno desde los pozos ciegos residenciales de la urbanización periférica a la base, que ya llega a los estuarios marinos, afectando el normal crecimiento de ostras y langostas, base económica de la región. Esto se complementará con piletas de producción de algas (que consumen el nitrógeno en el agua, limpiando el agua), luego cultivadas para producción de bio-combustible para electricidad y calefacción residencial. De esta manera una iniciativa defensiva e interna del ejercito se reconvierte en una programa de acción civil. Estrategias paisajísticas entendidas como planificación urbana.

En toda esta primera mitad del semestre, en la galería central (el pasillo ancho que está bajo las plataformas escalonadas de los estudios) hubo una muestra del metabolista japonés Kiyonori Kikutake. Todos sus proyectos de los 60, su casa elevada, un concurso de un centro de convenciones en Kyoto -un templo japonés tradicional en esteroides-, su proyecto utópico de la ciudad marina. Desde el libro Project Japan de Rem Koolhaas, el metabolismo ha vuelto con fuerza. La idea original era que Kikutake mismo inaugurara la muestra, pero murió el año pasado. Para cerrar la muestra dio una charla Toyo Ito. Discípulo de Kikutake, Ito trabajó con él a principios de los 60. En la charla estaba la viuda y Toyo Ito hizo un sentido homenaje a su maestro. Fue todo muy japonés, Moshen Mostafavi (decano y anfitrión) fue todo Ito-san, Kikutake-san, con reverencias de acá para allá. Fue emocionante y divertido. Toyo Ito arrancó mostrando fotos de archivo donde se lo veía muy flaquito de 20 años trabajando en la oficina. Después de una demostración del linaje corbuseriano de la tradición moderna japonesa, Ito explicó las diferencias entre Kikutake y Tange. Si Kenzo Tange miró la sofisticación de los palacios imperiales (sofisticación que para Ito termina en el minimalismo contemporáneo de SANAA), Kikutake tomó las referencias de las casas rurales. Buscando lo elemental, Kikutake creaba espacios en torno a columnas gruesas (derivado de templos antiguos) y losas claramente definidas (derivadas de los establos rurales elevados). Ito mostró la influencia de esta idea primordial en su propia arquitectura, usando la Mediateca de Sendai como ejemplo. Está claro que a los Japoneses no los hemos entendido. Los seguimos mirando con ojos occidentales, pero ellos -incluso los más modernos, nunca han dejado de mirar su tradición, sus mitos fundacionales, sus fiestas populares y sus ceremonias religiosas, de las que no tenemos ni idea. Es evidente que el desastre del tsunami ha permitido a los arquitectos japoneses revalorar sus tradiciones. Kengo Kuma trabaja con artesanos de la zona rural afectada, el otro día mostró imágenes de una señora de 90 años que hace cosas increíbles con papel de arroz. Para responder al pedido de un grupo de afectados por el tsunami, Toyo Ito juntó a un grupo de arquitectos jóvenes, entre ellos Sou Fujimoto y en formato workshop proyectaron una casa comunitaria. La hicieron con troncos de 16 arboles afectados por las aguas. La casa está clavada arriba, como una casa para chicos, juguetona y alegre, pensando en los gigantes de las procesiones tradicionales de las fiestas de la región. El pabellón de Japón en la bienal de Venecia fue sobre este proyecto. Toyo Ito hizo mucho hincapié en la necesidad de reconectarse con las raíces de las prácticas tradicionales.

El más contemporáneo de los contemporáneos, el robot nómade y urbano Toyo Ito está mirando las casas rurales, los troncos de arboles, los gigantes de feria, en busca de lo primitivo y los afectos. Se humanizó y se volvió querible. Eso sí, habló en Japonés. No le entendimos un carajo.

(2012)

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