Harvard Report: Semana 5

Juan Manuel Rois
4 min readAug 3, 2022

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Fall Semester 2012. Cadena de mails. Inédito

Mis alumnos tuvieron un workshop intensivo con Phillippe Coignet, de OLM (Office of Landscape Morphology) [www.o-l-m.net]. El workshop se basó en la construcción de una maqueta física derivada de una zona ejemplar del proyecto, modelada digitalmente en Rhino y construida con CNC Milling Machine en un bloque de poliestireno expandido. Trabajar con la fresadora digital interesa desde el punto de vista pedagógico, el método substractivo, donde el material es eliminado capa por capa, funciona análogo a los procesos de construcción del paisaje. La fresadora va de grueso a fino como hacen los bulldozers; excavando, aterrazando y nivelando en el terreno real. Por otro lado, la maqueta se trató como un momento abstracto, sin escala ni sitio particular, lo que permitió estudiar el diagrama de cada proyecto en distintas circunstancias, y le permitió al alumno concentrarse en los procesos: escurrimientos, control de erosión, sedimentación, etc.

En la primer fase la demarcación de bombas sin explotar fue la motivación de los movimientos topográficos; en la segunda fase la contaminación del suelo, el acuífero y los procesos de descontaminación fueron la guía para las operaciones. Con este workshop los alumnos empiezan a entender las consecuencias de estos desplazamientos. Lentamente, los alumnos comprenden que la conformación de la topografía es un factor determinante en el comportamiento del paisaje y que su manipulación es crucial para el escurrimiento de aguas y el condicionamiento de micro-climas. Es decir, los alumnos entienden la manipulación de los procesos ecológicos desde el punto de vista del diseño; procesos que pueden ser guiados, acelerados o lentificados. En la fase que iniciamos hoy empezamos con las estrategias de vegetación.

Por mi parte, ya quiero llegar al urbanismo. El énfasis en lo topográfico da la impresión que sólo se trata de eso. Prefiero pensar en las superposiciones de capas que permiten estas manipulaciones: de la vegetación a los recorridos y los usos. Es decir, lo que se acerca al diseño urbano y la arquitectura y se aleja de lo ingenieril o infraestructural. Entiendo la ambición, el énfasis en la gran escala en este estudio es parte del intento de fortalecer al paisajismo como disciplina, presentándolo como alternativa de planeamiento de territorios metropolitanos. Por supuesto que esto genera resistencias. Si bien los planners están en su mundo (más cercano a las finanzas, la política y el mercado inmobiliario), los arquitectos y diseñadores urbanos de la escuela miran con desconfianza este intento de potenciar el programa de paisajismo. Los diseñadores urbanos creen que los paisajistas no tienen idea sobre lo urbano, que cuando terminan de plantear los sistemas ecológicos y llegan a la ciudad, ya no saben que hacer. Y los paisajistas responden a esa desconfianza denunciando que los urbanistas y planificadores entienden todo mal y no comprenden las complejidades inherentes a los territorios metropolitanos.

En este año esta postura es sólida, los seminarios teóricos paralelos al estudio refuerzan esta idea. En la clase de Teoría “El Paisajismo como Urbanismo” Pierre Belanger propone una lectura alternativa de la historia del regionalismo americano, rescatando figuras como Howard Odum, ecólogo que estudió los estuarios como sistemas abiertos para organizar desde ahí una teoría regionalista. Este neo-regionalismo le debe mucho a Ian McHarg y propone a las cuencas hidrológicas como elementos demarcadores. Las cuencas son realidades incontrastables: el agua va para un lado, los regímenes hidrológicos pueden ser modelados digitalmente en forma científica. Los ríos o arroyos, que suelen dividir regiones y demarcar fronteras políticas, son en realidad espinas centrales de los ecosistemas que organizan (aunque a veces atraviesan varias ecologías). Entender estas regiones permite imaginar nuevos mecanismos de planificación. Pensemos en nuestras cuencas cercanas, el Alto Delta del Paraná, los ríos pamperos olvidados (Carcaraña), nuestros arroyos (Ludueña-Saladillo); esto permitiría pensar entidades supra-provinciales, departamentales o municipales que ayuden a destrabar inercias para un futuro sustentable para la región. Históricamente nos ha importado poco donde escurren las aguas. El Pago de los Arroyos borró los arroyos, los entubó y ahora nos quejamos cuando se rebelan.

Kengo Kuma dio su charla ayer. A los arquitectos japoneses les vino muy bien la crisis de los 90; se concentraron en formas simples, materiales baratos y técnicas tradicionales. Lo mejor que hace Kuma es eso, concentrarse en tradiciones artesanales japonesas, agarrar un material y repetirlo para conformar sus tectónicas y espacios. Le preguntaron si se sentía un neo-metabolista. Le sorprendió un poco la pregunta, dijo que la principal diferencia es la escala, no solo de las operaciones, si no del grano, del tamaño de las piezas. Los metabolistas agarraban vigas de hormigón enormes y te armaban un barrio entero, este arranca con unos palitos de la ropa y te arma un Starbucks. Por lo demás, muy japonesa su presentación. La duda es: qué practican los japoneses, la síntesis o la literalidad? Mostraba una puerta y decía: esta es una puerta. Mostraba una ventana y decía: esta es una ventana. Un embole.

(2012)

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