El Detalle no es una Palabra
2019

En su artículo de 1981 “The Tale-the-tale Detail” (ya de por sí un juego de palabras apabullante: el detalle “parlante” que cuenta el cuento, y una triple repetición del sonido de la palabra detalle en inglés), Marco Frascari nos propone una lectura estructuralista del detalle arquitectónico. En su esquema, el detalle es presentado como unidad mínima de producción de sentido en arquitectura, la palabra que articula el lenguaje arquitectónico.
Comenzando con un juego de palabras (deconstructivo) entre la “techné del logos” y el “logos de la techné” -que el autor explica como la diferencia entre la concepción (la primera) y la construcción (la segunda)-, Frascari se embarca en la historiografía del concepto “detalle” en arquitectura. El problema de este recuento histórico es que la palabra “detalle” ha tenido los más variados significados en relación a múltiples contextos disciplinares, y sin embargo, el autor los unifica dentro de su lectura, presentando una continuidad desde la “arquitectura parlante” de la Academia de Bellas Artes hasta las posturas estructuralistas del momento de escritura del artículo. Frascari combina explicaciones eruditas y fundadas con saltos interpretativos que descontextualizan referencias para justificar sus posturas (ideológicas). Lo interesante de los saltos es que dejan en evidencia las suturas. De una presentación del entendimiento académico decimonónico del edificio como texto y de los detalles como las unidades de significación que determinarán el carácter del texto, el autor se ve en la necesidad de recurrir a la fenomenología para complejizar su lectura y poder así acercarse a su objeto de estudio, Carlo Scarpa.
El forzamiento retórico del texto de Frascari convierte al detalle en una “palabra” del “texto” arquitectura. Su insistencia en una lectura (básica) del estructuralismo hace recordar la advertencia que realizara Robin Evans en 1995 en la introducción de su libro The Projective Cast:
“No debemos asumir que un cierto parecido nos permita tratar las dos situaciones como idénticas; tomando la terminología, los argumentos y las conclusiones de la teoría literaria, y adhiriéndoselas acríticamente a la arquitectura, calificando el resultado como una teoría sobre nuestro tema. La semejanza no es identidad; la proyección ortográfica no es ortografía; el dibujo no es escritura y la arquitectura no habla. Se puede aprender mucho de la teoría literaria, al menos circunspección, además de una confianza suficiente de que el objeto para el cual se busca una teoría sea digno al menos de realizar alguna modesta consulta sobre el asunto. En arquitectura, el problema ha sido que un paradigma superior derivado de las matemáticas, las ciencias naturales, la pintura o la literatura siempre ha estado a mano. Nos han proporcionado nuestras necesidades a algún costo. Pedimos nuestras teorías a estas regiones altamente desarrolladas sólo para encontrar a la arquitectura anexada como un tema secundario. ¿Por qué no será posible derivar una teoría de la arquitectura a partir de una consideración de la arquitectura?” (Evans 1995, xxxvi)
Frascari, Marco (1981) “The –Tell the tell- Detail” en Architectural Theory 1965–1995 Nesbitt, K (ed.) (1996) NY: Princeton Arch Press
Juan Manuel Rois, 2019