Diario de un Consejero: 7. Las Posiciones en la Mesa
[en línea]. Diario de un Consejero. 27 de Junio de 2015
En la Cámara de los Comunes, el recinto parlamentario del que derivan todos los sistemas parlamentarios del mundo, la antigua Mesa de los Caballeros ha sido reemplazada por un espacio vacío rectangular. Respetando un eje de simetría que corre por su centro, paralelo a los lados más largos de este vacío rectangular, se disponen dos gradas enfrentadas. Estar frente a frente, muy cerca, pero separados por el espacio de la discusión: ese es el modelo inglés. Alguien vio como hablan ahí adentro? Se gritan de todo, una riña de gallos. Nada de decoro inglés. De a poco voy entendiendo la simulación de parlamentarismo elegante que ejercemos. Una simulación basada en un respeto de formas teatrales, donde hay que guardar el decoro.
Aquí, en el consejo directivo, volvimos a la mesa larga, aquella de los caballeros medievales. El eje de enfrentamiento sigue la dirección mas corta: los sectores “enfrentados” están lo más lejos posible uno de otros. Hay enfrentamientos visuales, de costado, en diagonales muy agudas. Al lado y enfrente están tus “compañeros” de bancada, algo cada vez más difuso de entender. Cada lugar en la mesa está calculado. Yo caí en mi lugar en la mesa casi por casualidad: el primer día que crucé la puerta, seguí en continuidad con mi recorrido de ingreso y me senté en el lugar frente a la única persona sentada en la mesa. Me pareció simplemente buena educación. No me daba cuenta entonces que esto es como cuando te vas de excursión con un contingente en un colectivo: el asiento que elegiste es el tuyo por el resto del viaje, aunque el viaje dure una semana. Parece que al sentarme le saqué el lugar al consejero graduado que repite gestión; pido disculpas, no lo sabía.
Diagramo las posiciones. En uno de los lados cortos de esta mesa larguísima, en la cabecera principal, se ubica el decano. Se entiende que es puesto principal porque atrás hay un cuadro grande; al ser simétrica la sala rectangular donde nos ubicamos, el cuadro es la única forma de distinguir la cabecera principal. En la cabecera secundaria, en la otra punta de esta mesa larguísima, lo más lejos posible del decano, se encuentran, casi en semi-circulo los cinco consejeros estudiantiles por la “oposición”. Se sientan en semi-circulo, algunos alejados de la mesa, porque no entran en el espacio comúnmente ocupado por una sola persona. Cerca de estos alumnos, los votos que conformaron con ellos la alianza perdedora en la elección a decano. Este será en suma, el bloque opositor. Al decano lo rodean los consejeros (principalmente docentes) de su agrupación, es decir, el bloque oficialista. Si bien el decano mantiene un carácter de (supuesta) neutralidad en las sesiones, tener a ambos lados a cinco consejeros de su agrupación (sus laderos) plantea un esquema defensivo en relación a la distribución de fuerzas. En el esquema de alianzas hay otros tres votos cercanos al decano, y en la mesa mantienen su cercanía. Entre ellos, el docente y el alumno del sector que ocupa el vicedecanato, que al sentarse juntos demuestran la unidad interna de su “proyecto” y con su cercanía a la cabecera del poder demuestran su orgullo por la posición ejecutiva que ocupan y recuerdan al decano su presencia. Hay dos consejeros alumnos incómodos en esta mesa. No se acercan al resto de los alumnos, algo natural por cuestiones de gremio, y no se encuadran del todo en el lado oficialista, al que pertenecen por filiación partidaria. Se sientan siempre en lugares distintos. Su incomodidad espacial a veces se refleja en su incomodidad política, tal como sucedió en la votación de ayer, al dar un voto oficialista reñido con sus intereses gremiales.
De alguna manera nosotros quedamos en el medio. Tato y yo estamos al centro de una de las cabeceras largas. Ni del lado oficialista, ni del lado opositor. El peor de los mundos.
(2015)