Diario de un Consejero: 4. Problema Condicionalidad
[en línea]. Diario de un Consejero. 30 de Mayo de 2015
Después de un ascenso fulgurante, mi carrera como consejero académico llegó a su cenit en la asamblea universitaria. Estoy de acuerdo con muchas de las cosas que se dijeron en la asamblea: estamos en una institución con estructuras formalmente representativas pero vacías de contenido: no hay diálogo. La asamblea sirve para llenar los únicos casilleros del poder que se ponen en juego a nivel rectorado, una vez resuelto este escollo, todo vuelve a negociarse en los pasillos, los espacios de poder se reparten entre los jugadores dispuestos a participar en las negociaciones.
La alianza que gobierna la facultad es un reflejo menor de la que gobierna la universidad. Las diferencias no son sólo de escala y de protagonistas. En rectorado las decisiones son “políticas”, se habla de la provincia, de la nación, de fondos. En la facultad hay que resolver problemas cotidianos. Es como el capítulo de la primer temporada de House of Cards, cuando Frank Underwood, después de complotar a gran nivel en la Casa Blanca, tiene que volver a su pueblo de Georgia a resolver un tema con un cartel de ruta, un durazno gigante que parece una vagina. En la facultad hay que enfrentar un montón de nimiedades, problemitas del día a día.
Nuestro problemita de la semana es tan grande que ameritó una sesión especial de la comisión académica secreta y una discusión a micrófono y puertas abiertas en el consejo. Para explicar esto tengo que usar dos palabras inventadas por la FAPyD. Empiezo por el principio: La facultad tiene un plan académico, ese plan organiza los contenidos y la forma de cursado de materias, el cursado se organiza en requerimientos concatenados de materias aprobadas, esto regula el paso de año y define los conocimientos mínimos necesarios para cursar las siguientes materias. A esos requerimientos para el cursado de materias los llamamos correlatividades. Pero como nos especializamos en dictar reglas que no podemos cumplir, proponemos excepciones a las reglas; a esas excepciones las llamamos condicionalidades. Ahora estamos nuevamente en el punto en el que no podemos cumplir las excepciones, entonces proponemos excepciones a las excepciones, a esto lo llamamos extensión de condicionalidades, que es el pedido favorito de las agrupaciones estudiantiles; algo que ellos llaman reivindicaciones. Parece complicado? Lo es. Parece artificial? Lo es. Nosotros pusimos la trampa que nos agarró el tobillo. Somos una institución que burocratiza el incumplimiento de sus propias reglas. Y como el cuento de la buena pipa, todo esto es interminable. Un eterno retorno al Día de la Marmota.
Explico la condición del condicional. El alumno condicional es un alumno paria. Comienza el año con una espada de Damócles sobre la cabeza y arrastra su penosa condición zombie hasta lo inevitable. Cual replicantes de Blade Runner, parecen alumnos normales, pero tienen fecha de caducidad. A principios de año los condicionales no están en las actas (pero los docentes no pueden rechazarlos) y a finales de Mayo la mayoría sigue sin estar en las actas (pero los docentes ya no pueden mantenerlos). En algún momento, el consejo directivo dictó alguna “ordenanza”, algún “edicto”, alguna “normativa” que les da tiempo a los alumnos hasta la mesa de mayo para rendir lo que deben. Cuando se ”ponen en condiciones”, van a alumnado y se anotan, en Junio, en una materia que cursaban desde Marzo. Hemos inventado el tiempo reversible. Ahora, si los alumnos no están en las actas, cómo hago yo, titular de la materia, para darme cuenta? Y de la misma forma, cómo hace la oficina de alumnado en Junio para saber que el alumno que pide inscribirse en la materia realmente cursó la materia? Correcto, lo adivinaron, no hay manera, es todo de “palabra”. No hay ningún papel oficial. Lo hubo en algún momento, ya no lo hay. Yo ya ni sé si como estoy cumpliendo o incumpliendo algo a esta altura del ciclo correlatividades-condicionalidades-excepcionalidades.
Menos del 2% de los alumnos hacen uso de las condicionalidades. El resto sufre unas correlatividades imposibles de cumplir. Otros organizan petitorios, reclaman, mandan notas, filman votaciones, inundan el consejo de expedientes, hacen girar la estructura en falso durante meses. Y el resto de cosas que hay que resolver se acumula en alguna caja por ahí.
Como con el nudo gordiano aquel, la salida al problema es clara: eliminar las correlatividades. Propongo eliminar correlatividades cruzadas, quedarnos sólo con verticales simples (Proyecto 1 para pasar a Proyecto2).
(2015)