Diario de un Consejero: 10. Campeonato e Hinchadas
[en línea]. Diario de un Consejero. 25 de Julio de 2015
Durante la sesión, los jugadores se sientan alrededor de una mesa. Alrededor de la mesa, en circulo más abierto, contra las paredes de la habitación, y en directa relación con la posición en la mesa de sus identidades partidarias, se ubican las hinchadas. A la hinchada se la llama cuando se la necesita, cuando algún tema toca temas, arreglos, agendas del equipo propio. Se ocupa el sector de hinchada correspondiente, se hace acto de presencia, se chicanea, se filma, se defienden los trapos. Del lado del oficialismo, los dos sectores de la alianza nunca se sientan juntos: de un lado se sienta Franja, del otro Dominó. Cerca de la silla del decano, pero en paredes opuestas. Estas son las hinchadas más cumplidoras: siempre, en cada reunión, hay alguien. La hinchada más revoltosa es la del ALDE. Tienen el olfato afilado para los temas polémicos. Aprovechan la oportunidad para mirar con cara de pocos amigos, y llegado el caso, filmar.
Los tiempos de juego son promedio de cuatro horas, sin entretiempo. Hay que tener paciencia. Hay que escuchar números de expedientes, hay que escuchar actas de concursos, hay que escuchar nombres de gente que se recibe, hay que escuchar y escuchar y escuchar. Y cuando uno quiere hablar, hay que pedir la palabra. Generalmente aquí lo que se dice oculta lo que se quiere decir. Se dice lo que se supone debe decirse, pero nadie dice nada en realidad. Tampoco se decide nada. Con decidir me refiero a aprobar algo que cambie algo. Nunca vamos a aprobar nada que cambie nada, esa es la primer regla del parlamentarismo contemporáneo. Ya lo dijo Badiou, el “consenso” es la fachada de los arreglos subterráneos, de las fuerzas que realmente manejan la cosa. Nosotros, los consejeros, ponemos la cara y damos un aire de democracia, de participación, a cosas que ya están selladas. Una coreografía que cuida lo que hay que cuidar. No vaya a ser que nos equivoquemos y pensemos que podemos gobernar!
En realidad jugamos dos campeonatos paralelos, el campeonato Sesión de Consejo y el campeonato Reunión de Comisión. Se juegan en semanas alternadas: en semanas pares se juega un campeonato, en semanas impares, el otro. Jugados por los mismos equipos y los mismos jugadores, como si el clausura y la libertadores fueran lo mismo. La misma gente se reúne, en el mismo lugar, a tratar los mismos temas. Demoré meses en entender como funciona esto, recién ahora puedo explicarlo. Si bien hay una mesa de entradas en otro lado, se podría decir que la Reunión de Consejo es una mesa de entradas y salidas. Se reciben expedientes, el decano los lee, sin explicar mucho cada cosa -no vaya a ser que empecemos a debatir algo en serio-, y alguien dice “tiene que pasar a la comisión tal.” Y se aprueba… su pase a comisión. Que en realidad significa que el tema pasa a una caja azul donde se acumulan carpetas amarillas. Cuando por equivocación, en la Reunión de Consejo se empieza a hablar de algo, a discutir un tema, siempre hay alguien que levanta la mano y dice, “nos estamos convirtiendo en una sesión de comisión”, y acto seguido se termina la conversación. En la Reunión de Comisión se puede hablar largo y tendido, porque nadie graba, nadie te ve y aparentemente la palabra no tiene ningún valor: en las reuniones de comisión se puede firmar cualquier cosa, porque hay tiempo de cambiar de opinión (o de que te hagan cambiar de opinión), en la Sesión de Consejo podés votar lo contrario a lo que votaste antes. En la Comisión se escriben los Despachos. Los Despachos se escriben en unos libros gordos. Los Despachos sobre un tema pueden ser opuestos. Eso es lo que se vota cuando el tema vuelve al Consejo. En la Sesión de Consejo, el Presidente del la Comisión lee los Despachos, sin explicar mucho tampoco -no vaya a ser que los consejeros sepamos que estamos votando-, y la mayor de las veces se aprueba por unanimidad. En casos polémicos, con despachos encontrados, se vota nominalmente, es decir, los consejeros se hacen cargo de lo que votan. Ahí es cuando el ALDE prende las cámaras.
(2015)