Diario de un Consejero: 1. Consejo Directivo
[en línea]. Diario de un Consejero. 28 de Abril de 2015
Asumí como Consejero Directivo y fui parte de una elección de Decano en la FAPyD. Fue horrible, pero por suerte, fue además, corto.
Mareados por la danza y contradanza de alianzas efímeras, realineamientos de último minuto y presiones fuera de lugar, con la fuerza de las placas tectónicas, todo vuelve a acomodarse y los actores entran al escenario de la coreografía central con el libreto aprendido. Hay cosas que yo todavía no sé: se vota primero a decano? Se vota la formula?
Me siento en el medio, me rodean las barras, ninguna nuestra. El recinto explota. La soledad rodeado de gente es más notoria. Una vez iniciada la sesión, la decana lee por una interminable cantidad de tiempo una serie de actas y documentos. Dios mío, qué he hecho? Dónde estoy? No pueden escanear los documentos? Es necesario leer todos los nombres en voz alta como en la escuela? Durante el acto, todo se desarrolla con la mayor de las cordialidades. Con la inercia de las formalidades institucionales, un sistema de normas de comportamiento brindan un primer plano educado a la serie de intercambios que se desarrollaron sin tanto guión y a fuerza de improvisación tras bambalinas en estas últimas tres semanas: una serie de entramados de alianzas, amalgamadas mínimamente por sistemas de contraprestaciones, algunos defendiendo lugares, otros reclamando posiciones de gestión en distintos niveles, solidificando o desarticulando cadenas de comando, en eso que la Argentina Contemporánea ha dado en llamar Política Universitaria.
Primera votación a decano: Del Río 10, Doccola 8, Rois 2. Presentamos candidato propio, y me voté a mi mismo. Por suerte, Tato también me voto, si no hubiera quedado muy mal, votándome a mi mismo en soledad.
Nadie tiene 11 (mayoría absoluta), se repite la votación. Mismos votos. Nadie saca 11, se repite nuevamente, pero ahora sólo los dos más votados y se gana por simple mayoría. Tato y yo nos abstenemos. Gana Del Río con 10 votos. En la votación a vice-decano no proponemos candidatos y las tres votaciones salen iguales: Valderrama 10, Garaffa 8, Abstenciones 2.
La chica del Alde dijo: “Rois votó a la Franja”. Error, yo claramente incurrí en la grosería de votarme a mi mismo, dos veces, hasta que ya no pude votarme más a mi mismo, y a partir de ahí, me abstuve. No voté a la Franja, otras 10 personas votaron al candidato de Franja. Y aún si el resto hubiera llegado a un acuerdo, el 10 a 10 lo desempataba el presidente de la sesión, es decir la decana de Franja, y ganaba Franja.
Veremos si estar en el consejo es verdaderamente tanta perdida de tiempo como nos han dicho. Nos sentaremos a escuchar conversaciones donde se pondrá en público lo acordado en los pasillos. Diremos algunas cosas cuando podamos. Ojalá algo de eso quede en los registros.
Volvimos a ser los “traidores”, los que rompieron la posibilidad del “cambio”. Lo intentamos, pero a la hora de las decisiones finales, los aparatos demostraron su buena salud: paranoiquean, engañan, cuentan los porotos y se reparten de antemano los lugares. Los aparatos hoy en la facultad no son tres, son cuatro. Dos siguen en la gestión, dos quedan afuera. Nosotros no deberíamos habernos llamado “La Cuarta”, si no “La Quinta”, pero ese nombre tiene tantas connotaciones negativas que por ahí hubiera sido mejor llamarnos “La Sexta”, algo que nos hubiera dejado más cerca del barrio.
(2015)